DÍA SEGUNDO
PLEGARIA INICIAL:
Señor Jesús, aquí tenéis a los hermanos de vuestra Oración en el Huerto unidos en comunidad de fe, de culto responsable y de apostolado comprometido. De rodillas, como Tú, oramos al Padre para que, a pesar de las dificultades que nos salgan al paso, sepamos cumplir siempre su Divina Voluntad.
De rodillas, como Tú, pedimos al Padre que, si no entra en los planes de su Divina Providencia aligerar nuestra Cruz y nuestro Cáliz, sepamos abrazarnos a Ella y sepamos beberlo con amor y entrega seguros de que, así, nos asociamos a vuestra misión redentora.
Nosotros, tus hermanos, queremos hacer de nuestra Hermandad, en medio de la Comunidad Cristiana y Parroquial, la presencia viva y operante de Vuestro Espíritu que descubre en la oración la Voluntad de Dios Padre y que hace de la oración el punto de arranque de su pasión apostólica en favor de los demás.
SÚPLICA:
Hermanos: Jesús, en el trance de la Oración en el Huerto, nos dice: «VIGILAD PARA NO CAER EN TENTACIÓN». El permanecer en gracia de Dios, cuesta. Siempre ha costado y ahora más que nunca. No esperemos que Dios nos mantenga en su Divina Gracia sin la ayuda de Él, ni Dios quiere permanecernos en gracia sin nuestra cooperación.
Porque hay que vigilar, tenemos que apartarnos de todo aquello que, por experiencia o por intuición, sabemos que nos lleva al pecado. Porque hay que vigilar, tenemos que controlar nuestros sentidos e instintos. Porque hay que vigilar, tenemos que ver en las realidades de acá abajo dones recibidos de Dios y no ocasión o instrumento de pecado.
Porque hay que vigilar, tenemos que darle a Dios lo que Él nos pide. Y nos pide renuncias y nos pide aceptaciones. Porque hay que vigilar, hemos de medir nuestra vida y nuestros pasos para no constituirnos en ocasión de pecado para los demás. Porque hay que vigilar, hemos de abrazarnos con la cruz del sacrificio. Porque, hermanos, sin cruz
no hay salvación posible. Porque hay que vigilar, hemos de estar atentos para que nuestra Hermandad no caiga en el pecado del nominalismo, que consiste en estar apuntados como hermanos sin ser, de verdad, hermanos comprometidos con Cristo y con la Iglesia.
PLEGARIA COMUNITARIA
Oremos, hermanos:
l.- Para que como Jesús en la Oración en el Huerto sepamos hacer de la oración el encuentro con Dios y el punto de arranque de nuestro apostolado. Roguemos al Señor.
2.- Para que, siguiendo la enseñanza de Jesús en el Huerto, sepamos vigilar a fin de que el pecado no nos robe la gracia y la filiación divina. Roguemos al Señor.
3.- Roguemos al Señor Para que, como Jesús en la Oración en el Huerto, sepamos asumir en nuestra vida la Voluntad de Dios y ser fieles a ella.
4.- Para que nuestra Hermandad sea presencia de Cristo y de la Iglesia entre todos los hombres. Roguemos al Señor.
5.- Para que vivamos en Caridad dentro de ella a fin de poder darnos en Caridad a los demás. Roguemos al Señor.
6.- Para que, como miembros de la Comunidad Parroquial, sepamos sumar nuestros esfuerzos para que entre todos hagamos de nuestra Parroquia una comunidad de cristianos que se vivifican en los Sacramentos, que se unen en la Caridad y que se manifiestan en el apostolado. Roguemos al Señor.
ORACIÓN FINAL:
Te pedimos Señor que, por medio de tu Hijo Jesús, aceptes nuestras oraciones y ofrendas, y nos hagas testigos responsables de tu amor. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amen.