La fe es una ventana a la luz, al horizonte de una vida más allá de nuestros sentidos, con un destino en Aquél en quien creemos. Pobre de la civilización que pierde la fe en sí mismo, en sus semejantes, en sus raíces y en sus tradiciones. Por eso, hoy más que nunca, debemos desechar la idea de que la fe ya no tiene sitio en nuestra sociedad tecnológica y científica, que la fe, es algo del pasado, de creencias ancestrales y que no tocan lo esencial de nosotros mismos.
Sin la fe no se puede vivir, ni a nivel personal ni comunitario. Es algo que la civilización actual no termina de comprender y se esfuerza en arrancar de sí, como si fuera algo que le aprisiona o le aterroriza, o que no le deja progresar. ¡Qué equivocados están los que piensan esto! Absolutamente todo se mueve gracias a la fe, aunque les pese a muchos. Ella es la que nos zarandea, nos conmueve y la que nos hace más humanos y menos insensibles a los problemas de otros. La misma naturaleza de la vida es difícil de comprender sin la fe.
Ese ventanal de la fe siempre tiene que estar abierto de par en par para mirar, ver, interrogarse o redescubrir las vivencias cotidianas y darles el sentido correcto y verdadero. Por todo ello, su santidad Benedicto XVI instituyó este año de la fe, porque creer no es un hecho privado, sino que es un compromiso que tenemos que compartir y ofrecer a los demás. La fe es un don que nos viene de lo alto y que se nos ofrece, no para guardarlo y esconderlo, sino para vivirlo y compartirlo. No es patrimonio de nadie, pero es patrimonio de todos, sin que nadie quiera aprovecharse egoístamente para sí de este depósito de fe y amor.
Y esa fe, tiene que tener sus frutos, porque si no hay frutos, entonces es que aquello que hemos realizado, trabajado no se ha hecho con fe, porque ella es capaz de mover montañas y cambiar los corazones de piedra en corazones de carne. Redescubramos la fe y potenciemos nuestra misión como cristianos cofrades. Sumerjámonos en la vida de Cristo que actúa en su Iglesia, y comprendamos esa fe que nos transmitieron los Apóstoles y que es la fuente y vida de nuestro ser y existencia.
Lorenzo Nieto Frutos
Párroco y Directos Espiritual